lunes, 5 de enero de 2009




Una Aproximación al Tema


Por: Iván Herrera Michel


Me ha invitado mi Taller a compartir algunas reflexiones sobre lo que entiendo por Masonería progresista y adogmática, así como por Masonería dogmática.
En realidad, estas son dos nociones Masónicas muy propagadas en la retórica de la Orden desde hace un par de siglos, y sobre los que en varios países latinoamericanos solo se ha venido a debatir desde hace unas dos o tres décadas, en virtud de la autarquía, que bajo el signo de la “regularidad” (en su significación anglosajona) se vivía en ellos. Muy a pesar, de la presencia desde 1919 de Logias mixtas, jurisdiccionadas a la Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano”, fundada en el Or:. de Paris el 4 de abril de 1893, paralelamente con las Logias mixtas de México.
Suele encontrarse en la literatura Masónica, que se califica a Grandes Logias como dogmáticas o progresistas, a partir, principalmente, de su disposición frente a la Iniciación de las mujeres, las visitas de las Masonas, el posicionamiento teológico en torno a la alegoría del “Gran Arquitecto del Universo”, la creencia en la existencia de un “ser supremo” y la presencia en los trabajos de un libro considerado como sagrado.

Sin embargo, la calidad de progresista o dogmática de una Gran Logia Masónica no se agota allí.

Si una Obediencia Masónica Inicia mujeres y varones en igualdad de condiciones, y exige al mismo tiempo en sus Talleres la presencia de un libro considerado como sagrado, o la creencia obligada en un “ser supremo”, o en un “principio creador”, o impone concebir los Landmarks de una determinada e imperturbable manera, es claro que se trata de una Gran Logia mixta que está practicando una Masonería dogmática.

De igual manera, una Gran Logia femenina o mixta que impone mandamientos, y no sugerencias; no incentiva la libertad de pensamiento y de conciencia en sus integrantes, sino que, por el contrario, los adoctrina intentando inculcar o reforzar disciplinas y preconceptos, es claro que es una institución dogmática. Y en la practica, hay que reconocer que este dogmatismo se presenta, indistintamente, en Masonerías femeninas, mixtas y masculinas.
Si por el contrario, la Obediencia Masónica en cuestión, ya sea masculina, femenina o mixta, deja en libertad a sus Talleres para colocar o no un libro que consideren sagrado, permite en su seno trabajar o no a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, tomar juramento (que es afirmar o negar algo, poniendo por testigo a un dios o invocando algo sagrado) o hacer en su defecto una promesa, (que es la expresión personal de la voluntad de dar o hacer algo), deja las cuestiones teológicas a la conciencia de cada quien, convoca a una reflexión crítica sobre los referentes que asume como Masónicos, etc., es claro que se trata de una Gran Logia de pensamiento adogmático y progresista, indistintamente del género de sus integrantes.
En un pensamiento Masónico progresista, los símbolos y las herramientas son interpretados instrumentalmente y no poseen un valor en sí ni un significado prefijado. Ya que un símbolo puede significar algo distinto a cada Masón, como fruto de las circunstancias y la historia personal de cada uno de ellos. Son continentes, cuyos significantes pueden avocarse desde la perspectiva crítica de que la Masonería y los Masones son algo perfectible.
La naturaleza progresista o dogmática de una Gran Logia puede ser medida, por ejemplo, por la cantidad de libertad que otorga a sus miembros para pensar la realidad Masónica, para juzgar su presente valorándolo desde el “deber ser”, y por el propósito de sus especulaciones en un mundo en donde la evolución de la Orden se concibe como una exigencia de los Antiguos Landmarks, con la convicción de que las Masonas y los Masones actuales pueden realizar un cambio necesario en igualdad de condiciones que los de antaño. Precisamente, en cumplimiento y aplicación de una concepción evolutiva impuesta por esos mismos Landmarks.
Es una concepción de progreso Masónico, que implica una variación en el sentido positivo de mejoramiento, en la que la vieja premisa de libertad, Igualdad y fraternidad - que son de las más grandes esferas del pacto Masónico - es armónica con una sociedad contrahegemónica, diversa e incluyente regida por principios de equidad, justicia, solidaridad, paz, etc.
Naturalmente, ambas formas de concebir a la Masonería se constituyen en plataformas perdurables sobre las que se desarrollan otras concepciones armónicas con ellas.
En otras palabras, podemos afirmar que la superestructura ideológica de una Gran Logia determina su estructura de poder, de tal forma que encontramos a lo largo y ancho del planeta Obediencias Masónicas - tanto en el Simbolismo como en los Altos Grados - en donde el concepto de jerarquía se concibe ya sea emanado de funciones previamente definidas y delegadas expresamente por una asamblea democrática, o fundamentadas en líneas de mando similares a las que distinguen a las jerarquías eclesiásticas y militares.
Una Masonería dogmática posee en si misma un espíritu conservador que se relaciona con las fuerzas que se oponen al cambio, y con los esquemas de control y poder coercitivo que tratan de mantener el estatus quo. Y en todo caso, se trata de un asunto que se relaciona con la cantidad de libertad que se permite a sus miembros para actuar como consideren correcto de acuerdo a su propia conciencia. En ese ámbito, la prohibición de atentar contra el dogma o cuestionar los mandatos de la autoridad en ejercicio, es absoluta.
Por ello, la propuesta conservadora se limita casi siempre a la repetición de los significados aceptados y se valida por la aprobación que de ella hace la clase dirigente. Mientras que el pensador progresista define su postura filosófica de acuerdo a su personal esquema ético y se valida por los designios de su propia conciencia particular.
Una postura Masónica progresista no consiste, por ejemplo, en promover la Iniciación de mujeres para practicar sin distingo de género los antiguos dogmas que han acompañado a algunos sectores de la Orden. Eso es seguir haciendo dogmatismo, pero con mujeres.
La posición adogmática, consistiría en asumir un pensamiento, tanto por varones como por mujeres, juntos o por separados, que aleje toda afirmación formulada de forma obligante, derivada de un absoluto o de una revelación, o impuesta por la vía de la autoridad.
Entonces, podemos concluir que la calidad de dogmática o progresista de una Gran Logia o de un cuerpo de Altos Grados está ligada a la trascendencia de la libertad y del dogma en su interior, tanto en sus alcances personales como institucionales.
Naturalmente, estas dos pociones ideológicas, sicológicas e institucionales, así como sus grados intermedios y combinados, son igualmente legítimas y por la vía de la Tolerancia y el respeto a la diferencia debemos aceptarlas como dos expresiones distintas de la realidad Masónica.
Ya que el principio de buena fe que debemos profesar al juzgar a otros Masones y Masonas, nos impone aceptar que ambas formas de Masonería están bien intencionadas y entienden que sus responsabilidades iniciáticas se extienden más allá de las columnas de sus Talleres. Independientemente del género de sus miembros y el talante de su pensamiento.

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