jueves, 25 de marzo de 2010

FRATERNIDAD, MOTIVACIÓN Y MASONERIA


Por: Giovanni Geraldino
M:.M:.

Uno de los primeros en hablar de fraternidad como patrón social fue la escuela filosófica del estoicismo, fundada por Zenón de Citio en la antigua Grecia en el año 300 a. C (periodo helenístico romano). Esta filosofía tiene sus raíces en la escuela de los cínicos que se caracteriza por su cosmopolitismo y poseen el sentido de la igualdad, cuyo fundador griego Antistenes, fue discípulo de Sócrates.


El estoicismo fue la filosofía mas influyente del imperio romano durante el periodo anterior al asenso del cristianismo. Declarándose opuestos tanto los estoicos como los epicúreos, ponían el énfasis en la ética, considerada como el principal ámbito de conocimiento, pero también desarrollaron teorías de lógica y física para respaldar sus doctrinas.


Un rasgo distintivo del estoicismo es su vocación cosmopolita. Todas las personas son manifestaciones de un espíritu universal y deben, según los estoicos vivir en amor fraternal y ayudarse de buena gana de unos a otros. Mantienen que diferencias externas, como la clase y la riqueza, no tienen ninguna importancias en las relaciones sociales. Así antes del cristianismo, los estoicos reconocían y preconizaban la fraternidad de la humanidad y la igualdad natural de todos los seres humanos.


Desde la edad media hasta nuestros días la ética cristiana ha servido de paradigma a muchas fraternidades que han desarrollado importantes labores sociales, culturales y filantrópicas, mas allá de las concepciones individuales argumentadas por seguidores y detractores en referencia a su trasparente o negra historia. Los cierto es que el judaísmo madre del monoteísmo desde sus principios en el antiguo testamento, convoca desde moisés a una ideología de amor fraternal, ordenando al mundo “a amar y respetar a las demás personas” y sus fieles seguidores el cristianismo y el catolicismo, aunque incompatibles en algunas doctrinas, coinciden en seguir la filosofía de la vida de Jesús el Cristo, que al otorgarle créditos a la historia que relata el nuevo testamento desarrolla el mayor sacrificio fraternal de todos los tiempos, entregando su vida por amor a la humanidad.


Tampoco se debe dejar de lado la labor que desarrolla el teólogo Martin Lutero en el siglo XVI en Alemania, al permitir por medio de sus doctrinas que el pueblo conociera y le diera una interpretación diferente a las enseñanzas bíblicas impuestas hasta con sangre por la iglesia reinante en su momento. Esta labor sirvió de patrón a nuevas fraternidades de carácter protestante.


Al parecer, la fraternidad en la masonería llega como practica en la baja edad media con los gremios de comerciantes o guildas y parece posesionarse como filosofía en el siglos XVII y XVIII por una corriente de personajes entre los que se encontraban los filósofos Diderot, Rene Genon, Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Emmanuel Kant, Tomas Hobbes, Jhon Locke, el escéptico Condorcet, los racionalistas Rene Descartes y Baruch Spinoza, y el científico Isaac Newton, entre otros. Muchos de ellos masones e iniciados en la logia francesa “los nuevos hermanos”, fundan y lideran la ilustración política y filosófica que incentivo al pueblo francés a pensar y ver el mundo de otra manera. Cabe resaltar la importancia que jugo la visión de un pueblo solido y motivado a demoler el aquel sistema de estados y empezar a construir un país libre, igualitario y fraterno.


Algunos autores del siglo XX mediante sus escritos manifiestan cierta hostilidad al momento de referirse a las cofradías, sectas, gremios y en general, es el caso de Ernesto Sabato en su libro “El túnel”. No obstante a mi criterio sus ideas son redactadas a manera de gustos y carecen de argumentos objetivos.


Uno de los conceptos que nos llega en el siglo XXI de fraternidad es el siguiente: “la fraternidad es la unión entre los hermanos o entre los miembros de una sociedad, es la mas noble de las obligaciones sociales”.


Partiendo de la anterior definición parecería interesante empezar a identificar desde que punto de vista los masones interiorizamos el concepto de fraternidad, como la primera idea o la segunda, sin opacar el calificativo de la tercera. No seria oportuno dejar de lado que las interpretaciones de los seres humanos son desiguales y las ideas anteriores para algunos podrían ser interpretadas y aplicadas a la masonería como una sociedad, como para otra cantidad puede ser vista como una fraternidad o pasar totalmente desapercibido por otro tanto. Es por eso que se hace necesario que todos y cada uno de los miembros de la fraternidad sean educados y eduquen bajo el mismo concepto, para no terminar sumergidos en hondas confusiones.


En la edad contemporánea existen diversos tipos de fraternidades algunas sobresalientes y otras por su parte funcionan casi en un absoluto anonimato, pero todas con unas motivaciones comunes por alcanzar. Es necesario para la alcanzar los objetivos de la organización (fraternidad para el caso que nos ocupa) que todos miren para el mismo lado, de otra manera los ideales se pierden llevando al caos dicha misión, la visión y convirtiendo en un caos general la planeación estratégica.


La motivación es la voluntad de desarrollar arduos niveles de esfuerzo con el fin de alcanzar las metas organizacionales y personales bajo la condición que dicho esfuerzo ofrezca la satisfacción de algunas necesidades individuales.


Es fundamental que la motivación se encuentre direccionada a lo que se desea alcanzar. En teoría se podría decir que la motivación aplicada a la masonería debería de brotar del propio masón ya que este en la mayoría de los casos se acerca por algún interés y este ya contiene innato su factor motivan te. No obstante Abraham Maslow psicólogo humanista aporto una de las teorías de motivación mas ampliamente conocidas, el dice: “que para el ser humano existen diferentes motivaciones cada día. Todo fluye”. Siguiendo la idea anterior parece interesante preguntarse: ¿Qué es lo que nos motiva a continuar hoy en la orden? ¿Dentro de nuestra autorrealización se encuentra llevar una vida conforme a los principios de la masonería? Y si lo esta ¿Por qué no hacemos una masonería coherente a su filosofía?


El proceso de motivación en el candidato inicia desde la inquietud acompañada del grado de incertidumbre al querer conocer en este caso sobre una fraternidad a la que desea ingresar. Basado en esto es vital para una línea motivacional constante que el aspirante en el poco, mediano o muy avanzado conocimiento que tenga de esta se encuentre con una consecuente realidad. Con base en lo anterior es inevitable encontrarnos con una pregunta: ¿Sera que la orden hoy desarrolla la filosofía que profesa? Si por esos avatares que trae el tiempo la respuesta es “NO”, se podría dar por encontrada una posible causa a la problemática que viven algunos talleres en cuanto a ausencia de miembros se refiere.


Suelen existir múltiples factores desmotivadores dentro del concierto de cualquier tipo de institución, organización y/o grupo social algunos de tipo específico y otros de tipo general, pero esto varia de acuerdo a cada persona. En este tipo de eventos las fraternidades no son la excepción. Es importante que la institución como tal, se encuentre en óptimas condiciones para no contribuir a las causas desmotivadoras.


Comúnmente entre los factores desmotivadores de tipo individual dentro de una organización se encuentran:


1. La discapacidad de adaptación y aceptación del individuo al entorno al que ingresa.

2. La existencia o formación de subgrupos y preferencias individuales marcadas que desnivelen la equidad en aquella sociedad que tenga por principio la igualdad.

3. Que los antiguos miembros sirvan de mal ejemplo ante los reglamentos y academia de la institución.

4. Que en el campo jerárquico no exista la licita posibilidad de escalar si el caso lo amerita, entre otros.


Cabe aclarar que los factores desmotivadores mencionados anteriormente son variables en la medida de las prioridades individuales y fueron extraídos por método de observación.


En aquellos grupos de carácter democrático es una regla de oro educar al miembro en la importancia del entendimiento, el respeto y la aceptación de las decisiones de las mayorías. Para el caso que ocupa, creo que esta frase de la cual desconozco su autor podría expresarlo mejor “Trata los que piensan diferente a ti, con el mismo entusiasmo de los que piensan como tu”.


De cualquier manera la incidencia que tiene la motivación de cada uno de los miembros dentro de un grupo social es determinante para lograr los objetivos organizacionales. Cabe resaltar que “un trabajador motivado es un trabajador productivo”.


El masón esta llamado a ser fraterno lo contempla así nuestra liturgia y principios. Es tanta la importancia que juega la fraternidad en la masonería que si se llegase a evaporar muchas logias perderían el sentido de su denominación social y la orden gran parte de su planeación organizacional.


La masonería además de ser una escuela filosófica, filantrópica, cosmopolita, progresista y altruista ofrece como valor agregado a sus miembros formación de liderazgo y este para llegar a su completa realización requiere motivación y un carácter fraterno.


A manera de conclusión, se podría decir que la motivación como motor individual y la fraternidad como fuerza colectiva deben de coexistir sincronizadas y engranadas para alcanzar las metas institucionales.


Reciban todos un T:.A:.F:.


Bibliografia:

http://www.monografias.com/trabajos5/etica/etica.shtml?monosearch

http://www.angelfire.com/ultra2/phylos/fantigua/helenico_romana.htm

http://www.glrbv.org.ve/Trabajos%20y%20Trazados%20Masonicos/Trazados%20de%20Otras%20Logias/Fraternidad%20Masonica.htm

Administración General, Segundo Semestre.


sábado, 20 de marzo de 2010

EL SOL DE LA LOGIA

Por: Fabian Velez
M:.M:.


En estos días en que el solsticio de verano y el día de San Juan anuncian el comienzo de un nuevo año masónico, corresponde iniciar labores a los nuevos VV.·.MM.·. de las diferentes logias masónicas, por lo que he considerado prudente referirme a esta figura que guía los trabajos de los distintos talleres.


En el mundo profano, el adjetivo Venerable se aplica como epíteto a aquellos individuos dignos de de respeto y de reconocida virtud, pues el origen semántico de esa palabra se encuentra en el latín venerāri, esto es, respetar en sumo grado a alguien, asemejándose a la areté de los griegos, aunque también tiene un tinte de índole religioso, pues se utilizaba para referirse a las personas eclesiásticas constituidas en prelacía, aparte de significar el dar culto a los santos o a las cosas sagradas


En cuanto a la designación de Maestro, esta usualmente se aplica a alguien que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo


En el mundo masónico, V.·.M.·. es el titulo que se concede y con el que se designa al primer dignatario de una logia simbólica, teniendo en efecto su origen, en el medio religioso, puesto que su utilización viene de la época en que el arte de construir era monopolio clerical, donde a los reverendos padres que dirigían los trabajos se les llamaba así.


Roto el control clerical a la actividad de la construcción, el titulo se mantuvo entre la confraternidad de constructores para señalar al compañero maestro que presidía las reuniones periódicas, habiendo sido elegido por el sufragio de sus pares.


Pasando al simbolismo masónico, el V.·.M.·. es identificado como la mas importante de las tres luces de la logia, donde su presencia ilumina el taller como el sol lo hace con la tierra ya que, como es sabido, su figura representa al astro.

rey que al despuntar el día y como sol naciente, surge por el Oriente, mismo lugar donde al interior del templo, se ubica al V.·.M.·..


Esta ubicación nos dice mucho respecto de la figura del V.·.M.·., pues este punto cardinal se asimila a sabiduría y por ello, todos los QQ.·.HH.·. nos dirigimos hacia allá buscando el conocimiento; así, el V.·.M.·. nos ilumina en las regiones oscuras, encarnando además el comienzo y la renovación.


La joya que lo identifica es la escuadra, que ha sido desde siempre, el símbolo de la moral y de la rectitud fundamental que debe guiar los actos de todo masón; esta escuadra del V.·.M.·., representa además la equidad, uno de los elementos indispensables para la construcción de la personalidad humana pues indica la necesidad de una dirección exacta para una ejecución perfecta.


Su autoridad se simboliza con el Mallete, el cual, si es usado correctamente es decir con Sabiduría y Recto Juicio, lo convertirá en un catalizador de la fraternidad y la armonía, ejerciendo su función sentado en el Trono del Rey Salomón, donde está simbolizada la sabiduría en toda la extensión de la palabra y la unidad del gran trabajo; así pues, el V.·.M.·. es el azufre que junto con el mercurio y la sal, son los Tres Principios de los alquimistas, representando estos la labor diáfana y la perseverancia.


La Espada flamígera masónica es la propia del V.·. M.·. de la logia, quien preside los trabajos. Esta espada va pasando de venerable en venerable y, básicamente, es el símbolo del honor, de la conciencia y de la protección, así como de la acción.


Poder ostentar esta dignidad, implica el haber ejercido todas las dignidades inferiores y tener un profundo conocimiento masónico para, con esta experiencia, poder mantener equilibrio entre los HH.·. miembros del taller.


Como se ve, el simbolismo y la responsabilidad inherentes al cargo, dan pie a que surjan en el V.·. M.·. de todo logia, la prudencia, la firmeza y la ecuanimidad necesarias en el ejercicio de sus funciones, ya que su deber es aquilatar la obra del taller.


Es por ello V.·. M.·. en este momento en que su noble labor apenas comienza, que es oportuno desearle los mayores éxitos, que el transito solsticial lo ilumine, y que a su vez usted irradie nuestro templo y a nosotros, sus QQ.·.HH.·.


Muchas Gracias.


jueves, 11 de marzo de 2010

LA SOLEMNIDAD EN LOS ACTOS MASONICOS


Por: Fabian Velez
M:.M:.

…de lo sublime a lo ridículo no hay mas que un paso…

Liturgia del Primer Grado


QQ.·.HH.·.


“Que la luz sea” Esas fueron las palabras que escuche antes de dejar la oscuridad en que me encontraba sumido la noche de mi iniciación.


La primera percepción visual fueron mis QQ:. HH:., armados de espadas, dándome la bienvenida de la forma mas solemne a la Orden, solemnidad que con el pasar de los días, se convirtió en parte fundamental de mi vida masónica.


Interiorice, desde entonces, ese sentimiento como parte inseparable del ritual masónico, concibiendo la actividad litúrgica como esencial para la masonería.


Como Ap:., la solemnidad formó la base sobre la cual comencé, ayudado por los MM:. de mi Log:., a construir el edificio del conocimiento masónico, entendiendo que el simbolismo del que se reviste la Orden, requiere de un cierto protocolo para poder ser transmitido con propiedad a quienes nos siguen en el camino que lleva a la verdadera luz.


Ahora bien, ese protocolo o etiqueta, esta íntimamente ligado al simbolismo masónico, cuyo conocimiento debe ser transmitido de generación en generación, a través de lo que se ha denominado el método masónico.


Sin entrar a analizar el método como tal, basta con resaltar que en una Log:., todo tiene un simbolismo, todo lo que se ve y escucha dentro de la liturgia, lleva implícito un mensaje, al principio oscuro, pero que a medida que el conocimiento del masón crece, se va evidenciando de forma tal, que llega un momento que es inevitable entenderlo.


Sin embargo, para poder llegar a ese nivel, se debe lograr una interiorización del conocimiento masónico, mas allá de la memorización de formulas, frases o movimientos, que, de todos formas, son necesarios para el objetivo buscado.


Javier Otaola nos dice que:La Transmisión, así con mayúsculas es un proceso global que se produce como consecuencia de los múltiples y constantes que se establecen en la Logia y por el efecto de presenciar una y otra vez el Rito en acción,…”[1]


Es decir que, sin ser lo primordial, esa acción repetitiva tiene una finalidad específica, como es el lograr que el rito se adentre en el espíritu del masón, para a partir de allí, desarrollar su potencial.


Esta forma de ver las cosas, tienen una implicación subyacente, como lo es que las liturgias, los ritos, los antiguos usos y costumbres deben ser permanentemente estudiados, y si bien es cierto la modernidad implica renovación de muchas facetas de la masonería, no se puede permitir que esa renovación se convierta en la frivolización de la actividad masónica.


El mismo autor ya citado nos señala que: “El sentido de la tradición en Masonería nos debe llevar a una valoración cabal de la Historia de la Orden. Pero esa valoración nunca puede ser una adoración acrítica del pasado, hecha de nostalgia y de idealización. Por otro lado el otro extremo debe ser también evitado, Modernidad no puede significar la simple búsqueda de la novedad.”[2]


Lo anterior lleva de nuevo a la solemnidad. Es la solemnidad la que marca la diferencia entre una tenida masónica y cualquier otro tipo de reunión de personas adultas, aparte de los ritos religiosos.


Sin la solemnidad, la liturgia deviene fácilmente en insulsa e incluso ridícula, pues pierde su esencia y envía el errado mensaje que se trata simplemente de una especie de pantomima sin mayores pretensiones.


Por el contrario, la presencia de la solemnidad al adelantar las tenidas, marca el respeto con que se debe tratar todo lo que tenga que ver con la Orden, al punto de darle la importancia necesaria para que se convierta en parte de nuestras vidas.


Al respecto, se dice que: “Por ese motivo es que son tan importantes los gestos rituales, ya que por medio de ellos se renuevan las posibilidades que contienen, pues expresan con exactitud una cosmogonía en movimiento, un cosmodrama, aunque se ignore esta circunstancia.” [3]


Pero la solemnidad no debe ser entendida como objetivo, sino como medio, como la herramienta que nos servirá para lograr la consecución de los ideales que la masonería busca inculcar a sus miembros. Por ello, se puede decir que “Es lamentable, pero hay personas que ven en la solemnidad un valor en sí mismo, o algo que deben repetir como si fuera el auténtico rito, y en ese sentido son los análogos -inversos- de los que no advierten que todo acto es solemne per se y entonces se dedican a correrías y pillaje. Entre el tonto solemne y el pícaro sinvergüenza no hay una gran distancia desde un punto de vista un poco más elevado; y ambos conforman la ignorancia del medio con la que no pueden sino autoidentificarse. Es más, el tonto solemne y el pícaro sinvergüenza pueden ser una misma persona.[4]


Entonces, el éxito de la solemnidad como parte de la masonería, radica en que se pueda lograr que la misma se mantenga en un punto de equilibrio o equidistante entre ritualismo y relajamiento, logrando así que ambos extremos se mantengan alejados del trabajo logial.


Para ello, se debe iniciar por definir que es solemnidad, y una de las acepciones que nos trae el DRAE es que se trata de algo grave, majestuoso, imponente [5]. Como se ve, esta definición casa perfectamente con el nombre de Tenida Solemne que se le da a la ceremonia de iniciación y a los aumentos de grado.


¿Cómo lograr entonces que una tenida solemne sea grave, majestuosa e imponente? En primer término se encuentra la disposición del templo. Nada se debe dejar al azar. Todo las herramientas deben estar a disposición. Además los símbolos pertinentes deben estar correctamente colocados y la decoración del lugar, acorde con el grado en que se va a trabajar.


Y así como el templo debe estar según las circunstancias, también lo deben estar los expertos y demás dignidades y oficialidades del taller, debidamente preparados para la tarea que se va a realizar. Esta disposición de los miembros del taller se plasma en la circunspección e indumentaria adecuada para este tipo de eventos.



Un buen ejemplo de lo que se debe entender por circunspección e indumentaria adecuada se encuentra en el Manual De Etiqueta y Protocolo Masónico” de la Gran Logia de Panamá, el cual señala que “La apariencia de los Dignatarios y Oficiales es tan importante a cómo se mueven en la Logia.” Y pasa a describir la indumentaria asi: “El atuendo para todos los Dignatarios y Oficiales en las sesiones solemnes y extraordinarias para conferimiento de grados, es el traje de etiqueta masculino (negro todo), mejor conocido como "Tuxedo" o "Smoking", el cual incluye corbatín, faja, medias y zapatos, con camisa blanca sencilla (sin ruchas), guantes blancos, Mandil y Joyas o Collarines de sus respectivos puestos. En todo momento se usará saco. El M...V... G...M... o el V...M... puede sugerirle a los HH... la remoción del saco en días especialmente calurosos, esta sugerencia no incluye a los Dignatarios y Oficiales durante el transcurso de las ceremonias. La membresía que asista a todas las reuniones de Gran Logia y a las reuniones "no ordinarias" de las Logias deberán hacerlo siempre en traje de calle, preferiblemente oscuro.” [6]



En otras obediencias, incluso esta fijada la indumentaria por vía constitucional, tal y como acontece con la Constitución del Gran Oriente Federal de la República Argentina, que dice: Todos los hermanos sin excepción en los casos de tenidas solemnes deberán concurrir con traje negro, camisa blanca, moño o corbata negra y guantes blancos. El Venerable o el Gran Maestre no permitirán en tales tenidas el ingreso de hermanos que no asistan vestidos correctamente.[7]



En cuanto a la circunspección, esta se traduce seriedad, decoro y gravedad en acciones y palabras[8]; así mismo, el manual precitado nos señala que: “Los Masones deben estudiar los rituales o liturgias, alegorías y símbolos de la Masonería para así aprovechar las enseñanzas que estos encierran,….” [9]


Esto ultimo, plantea de forma indirecta la cuestión referente al tiempo de permanencia del masón en cada grado. Si bien es cierto no existe un termino definido, la prudencia indica que debe ser por lo menos el necesario como para que el recipiendario perciba la magnitud de cada grado y el conocimiento que este conlleva. Y es por ello que algunos opinan que: “… esto quiere decir que los grados o dignidades deben trabajarse uno a uno y con un tiempo prudencial para que se comprenda el sentido simbólico, filosófico y operativo que posee cada grado.



Nada mas perjudicial para un masón y la institución que representa como tal, el poseer dignidades que no entiende, no saber de que se tratan, no saber sobre cuales son los derechos y deberes de tal investidura, y lo que es peor, no saber los motivos por los cuales fueron insertos en los grados de la masonería.[10]


A todo esto, y como norma no escrita, se debe agregar el numero de participes en la ceremonia. Si bien es cierto las circunstancias económicas impiden realizar una ceremonia individual, no menos cierto es que el excesivo numero de recipiendarios desvirtúa la solemnidad en que debe estar envuelta toda tenida de esa índole.


Famélico servicio prestan a la masonería aquellas dignidades que, defendiendo una mal entendida modernidad, desvirtúan los ritos y liturgias, al amparo de una autonomía que se revierte, por su mala utilización, en contra de la propia Orden, despojando de su majestad las ceremonias y, convirtiendo a los talleres en simples lugares de encuentro social, donde la membresía asiste mas preocupada por el ágape que por el significado de la tenida adelantada, entendiendo el ágape como una simple cena, sin ver que en realidad es una continuación de la tenida, que involucra una especial significación en cuanto a la instrucción masónica, pues allí también se pulen las aristas de la piedra bruta.


En conclusión, la perdida de solemnidad en los actos masónicos socava los cimientos de la Orden, pues desvía la formación de los nuevos miembros, quienes llegan a entender que la importancia de pertenecer a la misma radica en el cargo que se ostenta y no en el servicio que se ha de prestar.


La solemnidad no es un mito, es una necesidad, no es un objetivo, sino un medio, no es una muestra de atraso sino una demostración de solidez, no es una talanquera, sino un filtro que impide que se introduzcan a la Orden, practicas que diluyen la seriedad de la institución.




[1] La transmisión del método masónico. Colectánea masónica. Página BLOG atendida por Javier Otaola

[2] La transmisión del método masónico. Colectánea masónica. Página BLOG atendida por Javier Otaola

[3] Material aparecido en el volumen de arquitectura Símbolo, Rito, Iniciación, La Cosmogonía Masónica (Ed. Obelisco, Barcelona 1992), firmado por Siete Maestros Masones.

[4] Material aparecido en el volumen de arquitectura Símbolo, Rito, Iniciación, La Cosmogonía Masónica (Ed. Obelisco, Barcelona 1992), firmado por Siete Maestros Masones.

[5] DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA - Vigésima segunda edición

[6] Manual De Etiqueta y Protocolo Masónico de la Gran Logia de Panamá, pag 12

[7] Gran Oriente Federal de la República Argentina. Constitución, Art. 217

[8] DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA - Vigésima segunda edición

[9] Manual De Etiqueta y Protocolo Masónico de la Gran Logia de Panamá, pag 11

[10] LA DOCENCIA MASONICA, Orden Real de Heredom de Kilwinning, Aug.·. y Resp.·. Logia-Madre Metropolitana “San Andrés de Escocia N° 1” Valle de Santiago de Chile. Trabajo expuesto en el mes de enero de 2007 (tenidas de verano) en el encuentro de los Ritos de Memphis-Misraim, Rito de Memphis y La Orden Real de Heredom – Kilwinning, por el Ven.·. Maestro Q.·. H.·. Dionisio E. Jara R.